Estábamos en el Bluesman Cocktail Bar del Palace de Barcelona, ese hotel bellísimo sin miedo al exceso (la verdad es que cada día entiendo menos el minimalismo, que yo lo que quiero es vivirlo todo) con la excusa de presentar ‘Nada importa’ a un pequeño grupo de amigos y amigas de la mano de Meritxel Falgueres y con la única intención de conversar, brindar, vernos, apapacharnos —que es una expresión mexicana (que en realidad viene de la lengua náhuatl) que me tiene loco: apapachar: acurrucarse, cuidar, dar cariño y proteger. Acariciar con el alma.
Los sonidos de la lluvia
Estábamos en el Bluesman Cocktail Bar del Palace de Barcelona, ese hotel bellísimo sin miedo al exceso (la verdad es que cada día entiendo menos el minimalismo, que yo lo que quiero es vivirlo todo) con la excusa de presentar ‘Nada importa’ a un pequeño grupo de amigos y amigas de la mano de Meritxel Falgueres y con la única intención de conversar, brindar, vernos, apapacharnos —que es una expresión mexicana (que en realidad viene de la lengua náhuatl) que me tiene loco: apapachar: acurrucarse, cuidar, dar cariño y proteger. Acariciar con el alma.
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