Armar un plan
Laura me pregunta (ella lleva peor que yo todo esto: necesita el sol) por mis días perfectos de estos últimos años; ¿cuáles han sido y por qué? No es una pregunta fácil si no quiero quedarme en lo obvio y yo no quiero quedarme en lo obvio.
Lo pregunta -intuyo- para armar un plan, para dibujar una salida emocional a este encierro de facto; los trazo uno a uno sobre un papel, me sorprende (mucho) cómo se parecen las sensaciones de lo recordable, el olor de lo que se quedará para siempre conmigo. Es curioso lo fácil que se conectan los puntos mirando hacia atrás y sin embargo, cómo cuesta entender el ahora; comprendemos recordando pero la vida nos exige estar aquí y ahora.
No es mala idea: armar un plan, lo que sí y lo que no desde este encierro surrealista, desde esta atalaya donde el futuro es incierto y el presente un escenario sin tiendas ni portales —como en aquel poema de Gloria Fuertes:
y ya habrán cerrado las tiendas y portales;
y ya será muy tarde para llegar a tiempo
a los que hoy te aman.
Lo que sí y lo que no. No viajaré si no es para emocionarme (y aquí va una pista para la hostelería del mundo que viene), no compraré objetos sin una historia detrás, no apostaré por quien no apueste por hacer del mundo un lugar mejor: ya no tengo tiempo para marcas mediocres. No ahorraré. Seguiré apostando por el periodismo de verdad —el que sirve para poner esperanza en los ojos, seguiré militando en la artesanía, la educación y la belleza del mundo: solo hay que asomarse.
No perderé más tiempo con quien no lo merece, no puedo (ni creo que sepa hacerlo) dejar de pensar que la perseverancia es más importante que la suerte, la señal más importante que el ruido; seguiré creyendo en las palabras (las cosas son porque las nombramos) sobre el óxido y, como Muñoz Molina, tendré grabado a fuego que “un maestro, un libro, un bolígrafo, un aula, pueden cambiar el mundo”. Las flores frescas, los libros viejos, las cosas hechas a mano; ser fiel, consciente y despierto —dejar que las cosas duelan (¿cómo pretendes aprender si no?) intuir que esto no va de juzgar, sino de escucharte.
Armar un plan, llegar a tiempo. Aquí. Y ahora.

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