“Si se preocupa por ti, no le importará”.
Era una tarde tirando a gris, paseábamos de la mano bajo un Madrid disfrazado de otoño —es que mi Madrid soñado tiene el color del otoño. Quizá es porque me pierden sus calles cubiertas de hojas secas, el primer frío de la mañana, cobijarnos bajo una manta, los libros viejos, un foulard de cashmere, lluvia tras l…