Es más fácil el camino fácil. No devolver las llamadas (para qué) ni levantar la cabeza ni responder a ese saludo inoportuno, no tengo tiempo. No ceder tu asiento (¿cuándo dejamos de hacerlo?) a alguien de mayor edad que, quizá, puede necesitarlo más que tú, ni sostener la puerta un par de segundos (dos segundos: toda una vida) hasta que pase la persona…
© 2024 Jesús Terrés
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