El libro de Jacobo Bergareche (Los días perfectos, editado por Asteroide) me encontró a mí porque yo soy de los que piensa que son los libros los que te encuentran, y no al revés. Fue un dieciocho de junio, lo recuerdo tan nítidamente porque me lo regaló Laura Riñón, capitana de esa librería que no es una librería, es un embajada del amor por la lectura; se llama Amapolas y luce palmito en la calle Pelayo. Me dijo: “toma, léelo anda”.
Yo estaba firmando ejemplares de Nada importa a la vera de Marta Fernández (que allí estaba con su No te enamores de cobardes) que escribe como piensa: por derecho. “Por derecho” es una expresión muy gaditana que no sé muy bien cómo traducir. Por deresho: alta la frente, la verdad como bandera, esconderse lo mínimo (también necesitamos, a veces, escondernos), mirar a la vida sin remilgos, vivir de frente, hacer lo correcto. Por derecho. Yo volví feliz (me la suda muchísimo sonar cursi: me derrito con cada firma de libros y tanto afecto al otro lado de la …