Para entregarse hay que dejar las cosas ser y una de las llaves para andar ese camino (que no es nada fácil, para qué engañarnos) es precisamente la fragilidad. Permitir romperte, dejar que las cicatrices duelan, abrir de par en par las puertas del sentir. En la vida, que es extrañísima tantas veces, las cosas funciona al revés de cómo pueda parecer: lo…
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Nada importa
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