Una de las cosas a las que más miedo tenía cuando conocí a Laura (exactamente cuando la conocí no, pero sí cuando la relación dio sus primeros pasos) era que ya nunca jamás volvería a escribir bien; que perdería eso porque uno solo brilla en según qué cosas si está hundido, devastado y en la mierda. Supongo que una parte mía pensó: nunca volveré a escribir pero a cambio gano una vida, un trato justo —la verdad es que esta es una duda que casi siempre ha estado ahí pero ya no tengo ninguna. Hay que ser feliz: el resto es bulla.
© 2024 Jesús Terrés
Substack is the home for great writing